ENERO - JUNIO 2024 vol 14 No 1.
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obstante, estas difieren conforme a la labor, la responsabilidad y el nivel de mando (Ruíz y Benítez,
2019). El mando definido por Sánchez (2020) como un tipo de liderazgo donde estandarizado,
cuadriculado, donde prevalece el autoritarismo de manera decreciente, creando una gran brecha
entre quienes tienen el mando y quienes ejecutan lo que se ordena. Este tipo de liderazgo limita
los nuevos aportes haciendo que la dinámica sea inflexible y menos creativa. A nivel educativo
aún persisten algunas prácticas autoritarias de parte de rectores y coordinadores, quienes no han
evolucionado a compartir ese liderazgo con los componentes de su grupo de trabajo. Tal como lo
indica Yangali y Torres (2020) los directivos tienen que dar suficiente delegación y autonomía a
sus colaboradores para que puedan desarrollar sus actividades y llegar a tomar algunas decisiones.
Algo parecido ocurre con el término de dirección, que en cabeza de los rectores hace referencia a
la correcta administración no solo de recursos físicos sino también de los recursos humanos,
entendidos, como todos aquellos elementos que conforman la comunidad educativa. (Ministerio
de Educación Nacional – Mineducación, 2023) estipula que el nivel de dirección y administración
de los recursos hacen parte de los indicadores con que se mide la eficiencia y calidad de la gestión
educativa, y de esto deben rendir cuentas ante el estado, padres de familia, etc.
Con ello llegamos al tema central del presente artículo, en lo concerniente al liderazgo, donde
relacionamos lo dicho por Arboleda (2022) quien asume que el éxito en la educación depende del
nivel de liderazgo con que actúa el equipo directivo de la institución. De aquí se desprende que la
calidad en los procesos educativos de los estudiantes depende estrechamente del tipo de estilo de
liderazgo bien aplicado, es decir, no importa el tipo de liderazgo sino la manera como se ejerce.
Cada uno de los estilos de liderazgo ofrece diferentes ventajas que bien gestionadas pueden servir
para el alcanzar los objetivos y el éxito de la institución. Hernández (2022).
El modelo de los 4 marcos
Tal como se ha indicado, el presente trabajo analiza el liderazgo a partir de los planteamientos de
Bolman y Deal, aplicados por los directivos de los establecimientos cuya actividad es la educación
media en la ciudad de Ibagué, departamento del Tolima. Estos autores definen el liderazgo como
una habilidad interpersonal que le permite a una persona influir sobre el comportamiento de las
otras para que se muevan hacia la obtención de un fin específico. Montoya et al. (2021) en su
trabajo analizan, de manera similar, el liderazgo como componente transformacional, que permite
lograr ambientes agradables y saludables al interior de las organizaciones.
Conviene subrayar que el liderazgo, cualquiera sea su perspectiva, se encuentra vinculado con la
gestión, de hecho, el primero hace parte de la gestión efectiva, siendo esta, aquella que permite la
calidad en todos los procesos internos y hasta externos que ejecuta la organización. Esto en
palabras de Tovar y Rico (2020) es motivar a los colaboradores para trabajar hacía el logro de los
objetivos organizacionales. En este trabajo, el autor también identifica como elementos esenciales
a la motivación la cual sirve como guía para desarrollar las diferentes actividades tendientes a
lograr las metas establecidas. Así mismo, se enfatiza en la importancia del ámbito socio cultural,
del que depende el tipo de liderazgo que será implementado en las instituciones.
Apréciese ahora el contraste que genera el liderazgo situacional analizado por Carmignani (2022),
quien trae a colación el hecho de que para cada condición se requiere un tipo de líder especifico,
en lugar de uno que tenga la capacidad de adaptarse. En este estilo de liderazgo tiene gran
importancia el nivel de influencia que se ejerce sobre las demás personas.