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REVISTA INNOVA ITFIP, 11 (1). 91-115.DIC. 2022
¿A
qué

instrumentos

recurrir

entonces?,

¿cómo

cambiar

el

pensamiento

de

los

trabajadores,

de

los

altos
directivos, de los usuarios en general con relación a la organización y su actitud frente al fraude?
La respuesta a estos interrogantes, como siempre se observa en la educación. No cualquier educación, la
referencia es expedita a un modelo que permite modificar estructuras mentales de personas que viene con
resabios y mallas, como se dice coloquialmente.
La andragogía adquiere un rol importante en la forma cómo aprenden los adultos. Si bien es el método que
se encarga del aprendizaje en los adultos, conlleva varias actividades que se apalancan desde la pedagogía.
En un estudio reciente, EcuRed. (s.f.). Señala los criterios y componentes que se destacan en el concepto de
adulto:
Criterios

La aceptación de sus responsabilidades, EcuRed. (s.f.).

El equilibrio de la personalidad, EcuRed. (s.f.).

El predominio de la razón, EcuRed. (s.f.).

La
evolución

Psico-físico

en

las

dimensiones

morfológicas-corporales,

de

sus

sentimientos

y

sus
pensamientos., EcuRed. (s.f.).
Para
una

persona

adulta

el

conocimiento

se

centra

en

sus

experiencias

vividas.


La

exploración

de
conocimientos nuevos, y el afianzamiento o modificación de los aprendizajes previos deben ser validados en
la esfera de la experiencia. Aquí adquiere real relevancia una sentencia que se utiliza en el país cuando se dice
loro
viejo

no

aprende

a

hablar,

tratando

de

significar

que

un

adulto

ya

no

es

capaz

de

adquirir

nuevos
conocimientos.
“…Es

por

ello

que

todo

aprendizaje

sólo

puede

efectuarse

si

existe

continuidad

y

total
congruencia, en el nivel del SER como del HACER. El adulto está en el centro del aprendizaje.” EcuRed. (s.f.).
Es en este aparte, es donde adquiere especial protagonismo el andrógogo (referencia genérica), quien debe
organizar las actividades de enseñanza aprendizaje ligado a esquemas de experiencias previas, vividas
en contextos de diferente índole de sus coparticipes. Éste no se puede mostrar como aquel erudito que
tiene la verdad revelada, por el contrario, debe ser un conductor que refleje y muestre varios enfoques
sobre diversas situaciones. Si se centra en el aspecto meramente ético, tendría que llegar a ser capaz
de generar en su interlocutor (adultos), una duda razonable de cómo cambiar la actitud sobre diferentes
problemáticas,
causas

y

motivaciones

del

fraude.


Algo

así

como

lo

sentenciaba el

filósofo

griego
Sócrates en su Diálogo con Calicles sobre el poder, la justicia y la vida recta preguntando “…Sóc.
-
¿La llevo yo, amigo mío, o aquel que afirme así sin más que los que se alegran, de cualquier modo, que
se alegren, son felices, y no delimita qué placeres son buenos o malos? (González Barbero, 2014).